Me llenas con tu presencia 13/ 05/ 2012
Miraba hacia el horizonte, donde el espacio le
limitaba al paisaje de su alentadora mirada .Y divago entre la arena mojaba aspirando la nostalgia que de sus ojos caía,
Como ecos revotaban las olas que de fragancias anteriores le ahogaban, austero
de aquel sueño que se perdía .y sostenía el viento entre sus manos. Que le permitía la licencia de
amarla en su impetuoso océano .Maldecía
las tormentas que calaban el palpito que
en su alma engrandecía, escondiendo el ostentoso agravio hacia la mujer que
mantenía la carne intacta. Aun le dañaban los actos de Nadia ,que se paseaba por
el jardín del edén construido por otros labios , buscando en ellos un sentimiento que solo le ensalzaba la
materia que Isaac no le ofrecía. Vagamente caminaba cabizbajo, como si sus pensamientos
le pesaran al no poder estar al lado de su gran amor. Un fugaz suspiro se le escapaba en una sonrisa,
perdido en su mente acercándose a Elisa,
la amante que escondía. Ella era carismática, daba cariño y nunca pedía mas allá
de un sueño que ella misma realizaba y sostenía,
no mendigaba solo esperaba al hombre que con delicadeza llenaba tanto su ser .Como
el lecho que extendía cálido, pasaban las horas y de sus besos guardados en los
cofres de su silencio, alimentaba la pasión .Isaac se negaba a deshacer la tela de araña que
había fabricado, se envenenaba en uva. Nadia gastaba sus cuartos, mientras
Elisa soñaba con el hombre que Le rondaba en la serena espera. Le agarre del brazo cariñosamente directa fije mis pupilas a las suyas, con voz
suave le pregunte ¿porqué temes a la
madrugada? .Miro hacia el cielo que ya se cubría con el manto naranja que le brindaba
el horizonte. Están fría y llena de pesares, roza mi hiel con lagrimas que
resbalan por mi rostro al regresar el día, sin ese abrazo que mecía en mi lecho,
siento tanto vacío cuando no encuentro entre las sabanas el perfume que me
hacia estremecer en ella. Y esos labios sonrientes que me saludaban ya entrando
los rayos de sol, que escogí la esperanza. Con ella me paseo en la playa. ¿Sabes?
Es en donde el ultimo beso floreció la madrugada, es donde siento el calor de
su cuerpo .Me ensaña el retorno a casa, donde toda materia le es poca a Nadia, no hay buche que le llene,
ni labios que sostengan el ritual del sentir en satén rebosando de desdenes. Con
la toalla echada al hombro caminaba por la orilla, alzando la cabeza hacia el
tibio pesar que en el mar escondía. Dirigiéndose lentamente hacia las rocas,
sentado y espetando sus pupilas, como si Elisa estuviese frente de su presencia…Cuando
ya aclaraba el día , se dirigió al mal que le prendía .Sacudió su jersey
advirtiendo su entrada . ya no surgían palabras , eran los gestos que entre dos
ya casi maldecían .Escucho las bisagras de la puerta de servicio , ya entra de
nuevo su madrugada , Elisa, Con ojos ojerosos , de una noche en la cual desde
su ventana suspiraba intranquila , deseosa de que prendiera el sol , y donarle
en silencio el saludo que el siempre esperaba. Sandro no lo soporto mas, cuando
encendió el día entre las rocas, había meditado. Iba a romper ese silencio, el
que ya mal metía. Frunció el entrecejo, asió con la otra mano la taza de café,
y aparto la silla invitando a Nadia a sentarse. Solo una frase sutil basto para que ella, soltase las riendas de
sus juegos hirientes ante Sandro. Yo soy mendigo y preso de un amor que siempre
aguarda, y arranca de mí una sonrisa, que por muy lejano que este
aguarda la madrugada, y mantiene su presencia en mi mente durante el día. Autora Concha Matos
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